De Peñacerrada a Arimekorta pasando por los Montes Obarenes
26 - Enero - 2014 en cicloturismo
Etapas del 5 al 7 de enero: Peñacerrada por ambas vertientes; ruta por Cellorigo y Galbárruli desde Cihuri y visita al puerto más duro que he subido jamás: Arimekorta.
5 de enero. Continúo con mi periplo riojano. En ocasiones, esto de encontrarme en el vértice de la región me causa un poco de lío en la cabeza. Tan pronto estoy en La Rioja como en Álava y, si me despisto, acabo en Burgos o en Vizcaya. Más o menos es lo que me ocurre cuando voy a puertos como Peñacerrada. Quienes sean habituales de este blog lo recordarán por una preciosa fotografía del río Ebro, tomada hace unos trece meses en el puente de diciembre de 2012. En ese punto, el Ebro separa Haro y Labastida; o dicho de otro modo, La Rioja y Euskadi.
En esta ocasión he acudido directamente a Rivas de Tereso en coche, para subir las dos caras de este bonito puerto. Se trata de una pequeñísima localidad - tan sólo contaba con dieciséis habitantes en 2010 - perteneciente al municipio de San Vicente de la Sonsierra.
Ninguna de las vertientes asusta especialmente por presentar rampas descomunales. Afortunadamente, no todos los puertos de montaña iban a ser una sucesión de paredes infranqueables. Desde Rivas de Tereso, 6.2 kilómetros al 4.8% de pendiente media. Desde Peñacerrada, 4.1 kilómetros al 5.1% de pendiente media. Pese a que por los números puede parecer que se trata de dos ascensiones muy similares entre sí, no tienen demasiados puntos en común. La riojana es mucho más abierta; una versión más sencilla del mirador que supone el Balcón de la Rioja - también llamado puerto de Herrera - tan sólo unos kilómetros más al este. Viene a ser lo que se llama el Mirador de la Sonsierra, con la preciosa visión de las tierras riojanas y de las nevadas sierras de la Demanda y de Cameros en el horizonte. La alavesa es mucho más cerrada, ya que al poco de abandonar la localidad de Peñacerrada, el cicloturista se sumerge en un frondoso bosque de hayas, si bien en la primera parte se puede divisar el valle con localidades tales como Zambrana en el horizonte.
La jornada ha supuesto un bonito paseo por dos puertos de montaña que permiten circular con tranquilidad, sin esfuerzos excesivos y con un tráfico que brilla por su ausencia. Ideal para los tiempos que corren.
No obstante, la fortuna no ha acompañado en el descenso hacia Rivas de Tereso. En cuanto he regresado a tierras riojanas, una vez coronada la cumbre, ha comenzado a llover. El pequeño chirimiri inicial ha desencadenado una lluvia de aúpa. Es por ello que no me he detenido a tomar fotografías. No había tiempo para echar ningún vistazo a un mirador empañado de gotas caídas del cielo.
Una vez de vuelta en Rivas de Tereso, el pequeño chirimiri se ha tornado en algo parecido al diluvio universal. Decían los del tiempo que hoy no llovía...
6 de enero. Día de Reyes; día de ciclismo. Después de la última fase del año 2013, en la que conseguí el objetivo marcado de acabar entre los diez primeros del CILOCU - clasificación parcial del Reto CIMA en esa temporada -, siento cierta pereza a la hora de desplazarme lejos para hacer algún puerto de montaña. Me apetece hacerlo, por supuesto; pero a estas alturas de la temporada prefiero cambiar un poco el chip, y pasar más tiempo con quien más quiero y más me soporta. Supongo que son fases de la vida.
Al final, después de todo, ha salido un día redondo. Por lo que respecta a la bicicleta, he salido desde Cihuri. Me resulta complicado estar allí y no visitar Cellorigo. Siempre lo acabo haciendo. Se ha convertido en una especie de santuario, con su espectacular final de ascensión y el fabuloso mirador a sus pies.
Sin embargo, hoy tampoco ha acompañado demasiado el tiempo. Algo de niebla en algunos tramos y demasiadas nubes. No se apreciaba tanto como otras veces la belleza del paisaje. Hasta Sajazarra he ido por el camino habitual entre viñedos desde Cihuri. A partir de allí, he preferido innovar y el episodio de investigación y desarrollo me ha salido por la culata. He optado por coger una pista forestal paralela a la carretera que se dirige a Miranda de Ebro. Como es habitual en mis decisiones cada vez que tomo un camino desconocido al sur de Sajazarra, esa pista se ha convertido en una senda, y más tarde en un barrizal que accedía a unos viñedos, para más tarde cruzarlos con las ruedas de mi bicicleta con un grosor similar al de las ruedas de un camión en el Dakar. Ha llegado un momento en que me he planteado dar la vuelta, pero he convenido que era demasiado tarde y he atravesado un campo entero de cereales sigilosamente por su borde, no fuera a llegar un paisano a increparme porque le deteriorara la labranza.
Tras la citada ascensión a Cellorigo, en la que no han faltado los ladridos de los perros que protegen las naves, me he desviado a Galbárruli, otro pequeño pueblo riojano fronterizo; en este caso con tierras burgalesas. En lugar de bajar directamente hacia la aldea de Castilseco como hace un año, le he preguntado a un señor cómo dirigirme hacia Cihuri por los Montes Obarenes. Sí, éstas son las últimas estribaciones de este parque natural al que hacía referencia días atrás con la etapa del Portillo de Busto desde Frías. Siguiendo sus indicaciones, he acabado subiendo un puerto por una pista forestal en muy buen estado cuya cima se encontraba en lo alto del Camino del Carrascal. No sé si llamarlo Carrascal como me pide el cuerpo, o El Ternero, como citaba el amable señor. Desde allí, descenso pronunciado hasta Castilseco, después de dar una vuelta curiosa para acabar más tarde en Cihuri tras pasar por caminos con mil bifurcaciones pero de fácil orientación con un poco de intuición y sentido común. Afortunadamente, el tiempo ha respetado en este final de etapa, con lo que me ha quedado un muy buen sabor de boca.
Si este blog se llamara "A golpe de zapatilla" les comentaría miles de historias acerca de un paseo maravilloso por la tarde en un sendero que nace del Monasterio de Nuestra Señora de Valvanera, patrona de La Rioja y Cameros. Allí acudí en bicicleta el pasado mes de mayo. Esta vez lo he conocido desde otra perspectiva. Auténtico paraíso natural. En otra ocasión quiero volver para ir completando tramos a pie del recorrido entre Viniegra de Abajo y Ezcaray. Nunca mejor dicho; todo se andará.
7 de enero. Plato fuerte del viaje. Visita a Arimekorta. Segundo puerto vizcaíno que asciendo. El primero fue el más emblemático, allá por diciembre de 2012: el Santuario de Urkiola. El segundo es bestial; lo más duro que he visto jamás. En diciembre he visitado el Miserat, el Montdúver o Castilnegro, cada cual más exigente que el anterior. Meses atrás, el Monte Bartolo, Castríos, la Bola del Mundo... Cualquiera que los conozca se echará las manos a la cabeza cuando lea que esto es mucho más. Ciertamente, lo es.
La subida es extrema en su totalidad. 14.5%-16.3%-13.8%-12.5%... Éstas son las pendientes medias de cada uno de sus kilómetros. La carretera es una pista hormigonada que se abre paso entre el Parque Natural de Gorbeia. Precioso. Es casi imposible describir con palabras lo que se siente estando allí. Al igual que Urkiola, pero de otra manera, se trata de un Monumento del Ciclismo. Desconocido para el gran público, me llamó la atención debido al Reto CIMA. Gracias a esa curiosidad, he presenciado este maravilloso parque natural de cerca y he visto en mis propias carnes cómo es una rampa del 29%. A quienes estén ávidos por descubrirlas, les recomiendo que las visiten. Por más que se intente, las fotografías nunca plasman la extrema dureza de rampas de semejante calibre.