¡De vuelta a Valencia!
2 - Abril - 2014 en cicloturismo
Etapas por el Desierto de las Palmas y El Murtal.
9 de marzo. Ayer no pude acudir a una etapa con Rodadores que me hacía especial ilusión. En sí misma, el recorrido tampoco era nada del otro mundo, pero tenía un sabor muy especial por el homenaje a una persona que bien lo merece, Vicente Martínez, Presidente Fundador de la peña ciclista a la que pertenezco. Dicho sea de paso, la idea original surgió de un siempre atento Antonio Castro, y pudimos introducir este pequeño detalle en el Calendario de la presente temporada gracias al buen criterio de nuestro presidente actual, Chevi.
Hoy me he desplazado al Desierto de las Palmas. Quedaban por terminar de cerrar unos flecos para acabar de organizar la etapa reina de abril con Rodadores. La he hecho en distintos dias, en diferentes tramos. Me quedaba unir Benicàssim con Cabanes, y eso es precisamente lo que he ido a ver hoy.
He aparcado en la cima, en un lugar habilitado para ello. Ataviado con mi equipación retro de Reynolds, he comenzado el descenso hacia Benicàssim. No obstante, en esta ocasión el objetivo era encontrar una carretera que evitara tener que tomar necesariamente la nacional a la vuelta. Objetivo conseguido. Al poco de iniciar el descenso, a unos tres kilómetros, hay un desvío a la izquierda que conduce hacia el Barranco de Miravet. Estrecha, escalonada, con grandes rampas ocasionales y descansos dignos de agradecer. Pronto he llegado al cruce con la carretera que une Oropesa y Cabanes. Giro a la izquierda y vuelta a empezar. Al cabo de unos pocos kilómetros, se corona un alto sin excesiva dureza pero sí bastante bonito, por el hecho de estar junto al Parque Natural. El único nombre que he visto escrito es Mas de la Costa. De tal manera que así le bautizaremos, aunque su dureza no tenga nada que ver con lo que tuve ocasión de experimentar el pasado año con Fernando y Juanito, en Lucena del Cid.
Tras unos kilómetros llanos, una vez encaminado hacia Benlloch, me he dado la vuelta para dirigirme a Oropesa. El descenso de Mas de la Costa, esta vez sin desviarse directamente hacia el Desierto de las Palmas, presenta unos pocos kilómetros ligeramente descarnados, pero nada excesivo. Mientras me planteaba qué pensarían los compañeros de la peña, he adelantado a un matrimonio holandés con bicicletas de paseo que se dirigían tranquila y felizmente a Oropesa con la sonrisa de oreja a oreja. Enseguida he pasado a tener un asfalto impoluto, y me he dirigido a la población de la que algunos se jactan de tener allí su lugar de vacaciones. Dicho sea de paso, me encanta el Mediterráneo, más si cabe cuando ejerce el contraste con montañas cercanas tales como el Desierto.
Ya en Oropesa, he ascendido de nuevo al mítico destino, esta vez por una tercera vertiente, a buen seguro la menos habitual. He tomado la carretera hacia Cabanes, vía Barranco de Miravet, para desviarme a la izquierda por la carretera que sirve de enlace con la subida al Desierto de las Palmas. Me ha encantado. Salvaje, casi desconocida. Por su orografía, me ha recordado a los últimos kilómetros del Collado Jinquer, también en la etapa de Lucena del Cid el año pasado, con Manolo subiendo a plato grande por repechos imposibles y Aurelio dando vueltas y más vueltas mientras David gritaba preguntando cuándo iba a terminar el suplicio. Prepárense los valientes para la etapa del 12 de abril, porque promete ser espectacular.
Una vez incorporado a la carretera que sube desde Benicàssim, mejor asfaltada y, dicho sea de paso, en un tramo más sencillo, me he decidido a hacer una serie para probar mis fuerzas. Si lo que quería era acabar exhausto, lo he conseguido. He llegado a duplicar mi velocidad habitual en este terreno, para finalmente llevarla a la mitad en los últimos doscientos metros. A la derecha quedaba el desvío hacia el Monte Bartolo, pero prefiero reservarlo para la gran cita.
Con Mas de la Costa (Cabanes), Sarratella, Bandereta, Desierto de las Palmas y el Monte Bartolo, la etapa del próximo 12 de abril promete ser espectacular.
10 de marzo. Etapa similar a la del pasado 18 de febrero, al puerto de Mestanza por la Dehesa Boyal, pero a una velocidad algo mayor. Lo más destacable podría haber sido el hecho de cruzarme con varios compañeros de trabajo, también en bicicleta, sino hubiera sido por la cagada de un pájaro mientras subía por unas sendas. Al principio creía que era un coleóptero amenazante... Menos mal que no había gente alrededor...
11 de marzo. Otra vez al puerto de Mestanza, esta vez por carretera. Si bien las sensaciones de ayer fueron realmente buenas, hoy empiezo a acusar el cansancio. Será cuestión de descansar para la etapa del próximo sábado.
13 de marzo. Otra vez al puerto de Mestanza, esta vez por carretera. Si bien las sensaciones de ayer fueron realmente buenas, hoy empiezo a acusar el cansancio. Será cuestión de descansar para la etapa del próximo sábado.
15 de marzo. Al fin con Rodadores. Aunque a veces haya podido estar un poco saturado de ciertas cosas, la verdad es que lo echaba de menos. He aparecido por la sede, casi sin tiempo, esquivando fallas para llegar a tiempo. Me encanta el ambiente fallero. Seguramente, porque viva fuera de mi tierra y eso haga que la eche de menos. Me apetecía volver a compartir kilómetros con los mejores amigos. No voy a comenzar a enumerarlos, ellos saben de sobra quiénes son. La etapa ha comenzado sin pena ni gloria en cuanto a lo "deportivo". Ritmo lento, pausado... En Náquera, me he quedado con David para esperar a Alejandro y subir así charlando juntos sobre infinidad de cosas. Resulta gratificante y divertido. Lo mejor de la peña es tener amigos como ellos, que no sólo sean compañeros de afición, sino de cosas que van mucho más allá. De paso, nos hemos enganchado con Miguel, un chaval joven que está yendo cada semana con nosotros y se está consolidando como uno de los grandes fichajes de este año.
Tras el descenso hacia Torres Torres, nos hemos vuelto a encontrar con el resto del grupo, y hemos caminado tranquilamente hacia Segart. Aquí, en mi caso, junto al presi Chevi, con quien también hacía tiempo que no coincidía dándole a los pedales. A partir de Segart, subida a El Murtal. Estreno de una ascensión espectacular con la peña. Aparte de las incluidas en viajes y etapas reinas (Alp d'Huez, Mont Ventoux, Galibier, Croix de Fer Gavarnie, Tourmalet, Luz Ardiden, Hautacam, Bola del Mundo, Morcuera, Cuarto Pelado, Font Roja, Mataparda, Caroche, Collado Jinquer, y así hasta un largo etcétera...), está muy bien introducir nuevas ascensiones cerca de Valencia, como Beselga, la Ermita de San Cristóbal, en Castellnovo, o El Murtal.
He preferido subir las exigentes rampas con suma tranquilidad. Luego me quedaba más todavía por hacer. Axel y David, mientras tanto, pasaban entre las curvas de herradura como si fueran auténticos bólidos. Arriba, foto de familia, y directos al almuerzo.
En mi caso, como ando un tanto falto de fondo físico, he preferido bajar hasta la rotonda de Albalat dels Tarongers y volver a subir Segart mientras el resto de gente almorzaba.
La vuelta ha sido bastante tranquila. Primero con el grupo de más veteranos, con Julián Ramón y Vicente Martínez entre otros. Después, me he dado la vuelta para esperar a David, Aurelio y compañía. En Puçol, la gran sorpresa. En la parada de reagrupamiento, allí estaba él. ¡Miguel! ¡Cuánto tiempo! Alegría tremenda. No la he podido, ni querido, ocultar. Es un lujo contar con un compañero de ese calibre en la peña. A nivel deportivo, la gran revelación de 2013, con fabulosas actuaciones en Quebrantahuesos, Pirineos y Madrid. A nivel humano, que es lo más importante, de lo mejor que se puede encontrar.
Poco más tarde, Cento se ha caído de la manera más tonta. Son las peores, porque te cogen de lo más desprevenido. Esperemos que no sea nada.
Vuelta a Valencia tranquilísima y, más tarde, postre adicional con el bueno de Miguel rodando por los caminos de la huerta, entre Benicalap, Borbotó y Massarrochos.
En definitiva, etapa típica del mes de marzo, de preparación de objetivos venideros; y, mejor aún, de reencuentro con grandes amigos sobre las dos ruedas.








